Desde tiempos inmemoriales todas las civilizaciones que han existido y que han tenido un largo recorrido histórico han intentado de alguna forma descubrir elementos disponibles en la naturaleza que ayudaran a contrarrestar enfermedades. Estos mismos esfuerzos han estado dirigidos a buscar alternativas para combatir todo tipo de dolores físicos atribuidos a estas enfermedades. Por lo que desde las culturas más ancestrales se ha intentado encontrar aquellos componentes que la naturaleza esconde para ponerlos al servicio de la humanidad. Ahí es donde aparecen plantas medicinales como el cannabis, pero más que todo los múltiples elementos medicinales que de ella se desprenden.

 

La planta de cannabis cuenta con una diversidad de elementos llamados cannabinoides. En esta planta pueden encontrarse un poco más de ochenta y cinco (85) tipos de cannabinoides. Entre estos cannabinoides hay dos fundamentalmente importantes por sus características particulares y sus efectos variados en el cuerpo humano que tienen como finalidad general un bienestar generalizado en quienes lo consumen. Estos componentes son el CBD (cannabidiol) y el THC (tetrahidrocannabinol). No obstante, paradójicamente, estos dos componentes comparten similitudes, ambos son cannabinoides y los dos actúan en el sistema endocannabinoide del cuerpo humano. Ahora bien, en términos generales, las diferencias más importantes de un compuesto y otro es que el THC como compuesto psicotrópico que crea sensaciones de estar «colocado» o «drogado», mientras que el CBD tiene otras funciones no psicoactivas por lo que no afectan directamente el sistema nervioso central, como sí ocurre con los nutrientes del THC.

 

El porcentaje de estos dos compuestos en los productos provenientes de la planta cannabis sativa son los que determinan actualmente la legalidad o ilegalidad de estos productos de acuerdo a la legislación actual en España y la Unión Europa. No obstante, habría que señalar que este gira en torno (en general) al THC por sus notorios efectos psicotrópicos en el consumidor. Esto quiere decir que la legalidad en el mercado depende de que el contenido de THC en el producto sea inferior al 0,2% de este compuesto. Ahora bien, estamos hablando de los cannabinoides más importantes de la marihuana. Ambos tienen en sí un rol fundamental por lo que sus efectos tienen una función en común para poder producirlos de forma eficaz. Estos claro está, esto dependerá de los efectos y usos que cada uno quiera darle, por lo que es importante, dependiendo de las necesidades particulares optar por cepas con un mayor o menor contenido de uno u otro componente.

 

El THC por ser un elemento psicoactivo que puede producir cambios en las sensaciones, la conciencia y el comportamiento, entre otros, incide directamente en las legislaciones de la mayoría de países más que todo por una cuestión de salud pública. Sin embargo, estos mismos elementos legales son los que hacen que la marihuana o cualquier producto derivado del cannabis sativa que cumpla con la legalidad sea uno fiable, seguro y 100% legal en el mercado español y europeo.

 

Esta legislación obliga a que el porcentaje de los componentes en cuestión en el producto final sean comprobados a través de un riguroso proceso de análisis de laboratorios. Estos son quienes finalmente certifican los niveles de CBD y THC en cada variedad o cepa de cannabis que sale al mercado. Los efectos del THC y CBD son diferentes, por lo que sus efectos sensoriales y sus efectos medicinales serán diferentes. En este sentido, conocer las variedades de uno u otros y sus efectos pueden ayudarnos a seleccionar mejor para disfrutar de las sensaciones que queremos de forma recreativa o sencillamente para mitigar y contrarrestar dolores crónicos de diferente índole. Es por esta razón que se recomienda para mitigar enfermedades de trastorno de ansiedad lo más favorable será de mayor contenido en CBD, sin embargo, si lo que se desea es pasar un momento divertido en un ambiente de júbilo lo ideal es un porcentaje mayor de THC. El punto estará en conseguir la dosificación perfecta para cada consumidor.

El CBD cannabidiol

 El CBD cannabidiol en los últimos años se ha posicionado como uno de los componentes más deseados por los consumidores de cannabis sativa. Esto se debe a sus conocidos atributos para el mejoramiento del bienestar generalizado de quienes lo consumen por diferentes razones. Estas razones pueden estar enmarcadas en una necesidad para contrarrestar dolores crónicos de una enfermedad, apaciguar las sensaciones de ansiedad o sencillamente consumirla de forma recreativa para pasar un momento placentero. El CBD no tiene efectos psicoactivos, y aunque este se complementa con el THC para cumplir con el efecto de la planta de cannabis, por lo general el CBD es una especie de componente regulador de los efectos que puede producir el THC en algunas personas. El CBD tiene la capacidad de disminuir las sensaciones de ansiedad que puede producir en algunas ocasiones el THC. Aquí radica la importancia en el porcentaje y proporción de estos componentes en los productos que se consuman y los efectos y finalidades que cada consumidor busque conseguir.

 

El CBD es conocido principalmente por sus usos terapéuticos y sus capacidades de reducir dolores crónicos, más que todo porque no produce efectos psicotrópicos en quien lo consume. Sin embargo, el CBD no es en ningún caso un sustituto de medicamentos recetados por los médicos para contrarrestar enfermedades determinadas. Más específicamente, tanto el CBD de forma autónoma como todos los productos con componentes derivados de CBD funciona como antidepresivo, antioxidante, neuroprotector, antiinflamatorio, mitiga los dolores musculares y del cual se pueden obtener ventajas neurológicas. Otros problemas de salud más específicos en los cuales el CBD puede ayudar son la epilepsia, depresión, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, entre otros.

 

Este contiene además, vitaminas, proteínas y minerales variados. Esto puede ayudar a disminuir el deterioro de la memoria que puede causar el uso excesivo de THC, para combatir enfermedades como la artritis o el reumatismo, por lo que un alto contenido de CBD viene fenomenal para evitar estas complicaciones. Tiene el poder, además, de funcionar como anticonvulsivo y reducir los movimientos involuntarios que siguen comúnmente este tipo de condiciones; reduce los espasmos musculares y puede ser bastante efectivo contra la epilepsia y todo lo derivado de este. Las propiedades antipsicóticas y ansiolíticas convierten al CBD en un compuesto muy interesante para el tratamiento de condiciones como la esquizofrenia o relativas al alzheimer.

El THC tetrahidrocannabinol

Al igual que muchos otros componentes definidos como «drogas» la planta cannabis sativa o marihuana tiene elementos que tienen un parecido con los neurotransmisores naturales que producen nuestro cuerpo con un fin determinado. En el caso del componente THC tiene el mismos efecto en nuestro cerebro que puede tener la anandamida o la sensación de bienestar de forma generalizada, euforia o sensaciones de dolores por exponer el cuerpo a deporte o exceso de movimiento. Es decir, el efecto del THC en  nuestro cerebro como en nuestro cuerpo es parecido a elementos y químicos que nuestro propio cuerpo crea para propósitos específicos.

En este sentido, no es raro que el THC sea uno de los cannabinoides más conocidos del cannabis por sus efectos psicotrópicos y uno de los componentes más abundantes en la planta cannabis. El THC es un elemento psicotrópico que actúa en el sistema nervioso central por lo que puede afectar o alterar la percepción, el comportamiento, estado de ánimo, conciencia o directamente la paranoia. En las diferentes variedades de marihuana el componente THC es uno de los componentes con más presencia y uno de los más buscados para uso recreativo. En términos generales, es común que entre los efectos sensoriales y muchas veces contradictorios dependiendo del consumidor del THC en el cuerpo, sean sensaciones de relajación, hambre, euforia y sensaciones de un ralentizamiento del tiempo o los sucesos que experimentamos.

 

El THC, al igual que el CBD tiene las capacidades de reducir los dolores crónicos y tiene uso terapéutico, combatir dolores comunes de enfermedades como el cáncer, las complicaciones derivadas de los tratamiento de quimioterapia. Otras enfermedades en las cuales el THC puede ayudar es esclerosis múltiple, fibromialgia, mitigar las náuseas y vómitos productos de enfermedades crónicas o medicamentos fuertes, funciona como antiinflamatorio y tiene además capacidades como analgésico. Específicamente, entre las propiedades terapéuticas más notorias que tiene el THC está su función como antitumoral, estimulador del apetito, analgésico, antiinflamatoria, antioxidante, relajante muscular, entre otros.

 

Sin embargo, el THC podría tener algunos inconvenientes y limitaciones para el consumidor. Cosa que no ocurre generalmente con el CBD. El THC utilizado en exceso o en altas proporciones puede incidir en la pérdida de memoria a corto plazo, ansiedad o incluso la paranoia por lo que se recomienda cautela ante el uso del mismo. Esta es una de las razones del porqué su uso y el porcentaje está regulado y restringido mediante ley en la mayoría de los países.

 

Las formas de consumir CBD y THC varían en forma y en imaginación. Ahora bien, en términos generales entre las formas más típicas de consumir estos dos componentes de la cannabis sativa, están por inhalación o fumada, vaporizada, vía infusión, con alimentos y bebidas al gusto, vía sublingual o debajo de la lengua, incluso en formas más contemporáneas como vía transdérmica. La forma dependerá del efecto que se quiera conseguir por cada consumidor, la rapidez que se quiera sentir los efectos o incluso el tiempo que queremos que dure en nuestro organismo para disfrutar un tiempo determinado.